Existe junto a la urbanización Campolivar un paraje sorprendente por desconocido y por su carácter histórico, natural y etnográfico: Les Pedreres, un bello paisaje configurado por acantilados de una antiquísima cantera, restos romanos, fósiles, bella vegetación y fauna, y a tan solo 10 minutos en coche de Valencia. La dura piedra caliza que compone el subsuelo de esta zona ya era útil al ser humano hace 6.500 años, ya que en el Museo de Prehistoria de Valencia se conserva un puñal hallado en la zona y realizado con esta roca. Posteriormente los romanos comenzaron a explotar la zona como cantera, y así continuó durante siglos habiéndose obtenido piedra que ha servido para la construcción de edificios desde época romana, pasando por el medievo y llegando hasta mediados del siglo XX. De Les Pedreres se extrajo parte de la roca con la que se construyó la ciudad romana de Valentia y de Saguntum , y posteriormente la catedral de Valencia, la Lonja de la Seda, el Monasterio de San Miguel de los Reyes o el Puerto de Valencia. Los restos de la cantera han configurado un hermoso paisaje. Los frentes de cantera han quedado a la vista, abandonados, formando acantilados y creando pequeños rincones donde la combinación de piedra y vegetación ha creado lugares encantadores. En las paredes de roca se pueden encontrar pequeños fósiles de esponjas marinas, oncolitos y de gasterópodos (caracoles). Pero además del interés paisajístico, la zona tiene mucho interés etnográfico: Junto a la calle Sequia Moncada encontramos restos del acueducto romano de La Covatella que según el historiador Nicolau Primitiu Gómez conectaba desde Benaguasil hasta las cercanías de Sagunto pasando por la Pobla de Vallbona, L´Eliana y Paterna. Y diseminados por la zona encontramos “los catxerulos”, pequeñas construcciones de piedra seca de planta circular que ya en el Medievo servían a los trabajadores de la cantera para refugiarse cuando se hacían explosiones para poder romper la dura piedra caliza. Y por si fuera poco, la zona es rica en cuanto a su vegetación con zonas boscosas muy bellas y con plantas silvestres poco frecuentes en Valencia como la orquídea mediterránea, el gamón blanco o la cebolla albarrana. Y en medio de esta vegetación también encontramos a la fauna, con algunos cernícalos que anidan en las paredes verticales, así como zorros, conejos y mochuelos. En definitiva, un pequeño rincón muy cercano y que la mano del hombre combinada con la acción de la naturaleza ha transformado para crear un paraje con un encanto fascinante.